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Alimentos yin y yang

¿Has oído hablar del yin y el yang de los alimentos?

Seguro que has oído hablar, o puede que incluso practiques, el Feng Shui en la decoración de tu hogar para conseguir una ocupación más consciente y armoniosa del espacio. Pues bien, ¿sabías que existe una rama de esta corriente que se aplica a los alimentos? No, no nos hemos vuelto locos: es el llamado yin yang de los alimentos y hoy queremos contarte qué es en este post.

¿Qué es el ying yang de los alimentos?

Aunque el yin y el yang, como concepto de la filosofía Feng Shui, se ha asociado tradicionalmente a aspectos más espirituales o incluso a otros como te decíamos relacionados con la ordenación y armonización del espacio, lo cierto es que también se aplica a la alimentación. Da lugar a una clasificación de alimentos yin y alimentos yang. ¿Quieres saber quién es quién según la dietética tradicional china y la macrobiótica? 

El yin y el yang parecen extremos opuestos pero lo cierto es que se necesitan y se complementan, ya que uno no existiría sin el otro. Según la cultura oriental, el yin es la energía pasiva, el frío, la oscuridad, la noche… Y el yang es la energía activa, vinculada al calor, la luz, el día… Todos los fenómenos naturales tienen su propia manifestación contraria que los complementa y les da pleno sentido porque precisamente la existencia del yin y el yang es lo que hace posible el equilibrio.

Y lo mismo pasa en el campo de la alimentación. Existen alimentos yin (alimentos contractivos) y alimentos yang (alimentos expansivos) y consumir en exceso cualquiera de ellos será perjudicial para la salud que estará mejor cuidada cuanto más equilibrio le proporcionemos de estos dos conjuntos de alimentos.

Según la medicina china, muchas enfermedades y problemas emocionales encuentran su origen en un desequilibrio entre las fuerzas del yin y las del yang, producto de una alimentación inadecuada en la que no existe una buena proporción de ambos tipos de alimentos.

Los alimentos yin deben consumirse en mayor medida en verano y en aquellos momentos en los que las temperaturas son agradables, al contrario que los alimentos yang que se recomienda incrementar su ingesta en invierno y en climas fríos. Pero siempre combinando ambos grupos en función de las necesidades de cada persona. La meteorología de la zona geográfica en la que se viva así como las propias características de cada persona, deben estar muy presentes a la hora de combinar estos grupos complementarios de alimentos.

¿Cuáles son los alimentos yin?

Una particularidad de estos alimentos es su tamaño. Los alimentos yin son alimentos más grandes, que crecen sobre la superficie de la tierra y se toman en frío o con una elaboración muy sencilla. Es el caso de frutas, verduras de hoja, cereales… Tienen un efecto de enfriamiento por eso son más aconsejables en periodos de temperaturas altas. Eso sí, dentro de los alimentos yin se encuentra el azúcar del que no se debe abusar, incluso aunque se trate de azúcar natural y no procesado.

¿Y los alimentos yang?

Por otro lado, los alimentos yang son más compactos, algunos crecen bajo la tierra, otros requieren proceso de caza o pesca, y todos producen un efecto de secado y calentamiento. Es el caso de pastas y arroces integrales, verduras de raíz,  pescados y mariscos, carnes, sal… Igualmente hay alimentos excesivamente yang que debemos evitar consumir en grandes cantidades como algunos derivados de la carne y los lácteos, y la sal.

La mejor combinación

La alimentación más beneficiosa para la salud física y emocional es aquella que equilibra adecuadamente los alimentos yin y yang, por ejemplo, la que combina cereales y arroces integrales, pescados… con legumbres, frutas y verduras. 

Los alimentos extremos tanto de yin como de yang deben evitarse salvo casos concretos en los que se utilicen para restablecer el equilibrio perdido. Es importante seguir una dieta equilibrada y las bases, un tanto alternativas, de esta combinación de alimentos tiene sentido a pesar de que lo más adecuado siempre será comer de manera saludable, equilibrada y siguiendo las pautas de una persona experta en nutrición y dietética que las adaptará a tu momento vital, ya sea el crecimiento, la gestación o la menopausia.