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Ojeras y falta de sueño

Ojeras y falta de sueño: ¿es tan directa esta relación como creemos?

Es habitual asociar la aparición de ojeras con una noche de insomnio y de falta de descanso. De hecho, en el imaginario colectivo, dormir poco o mal es casi sinónimo de despertarse con el contorno de los ojos oscurecido, hinchado o envejecido. 

Esta asociación entre ojeras y falta de sueño está tan arraigada que pasamos por alto que las ojeras no siempre son consecuencia directa del insomnio o de la privación de sueño. En realidad, la fisiología de las ojeras es mucho más compleja y puede estar influida por múltiples factores, algunos de ellos genéticos, otros relacionados con el estilo de vida o incluso con la salud general del individuo. 

Por eso, hoy queremos analizar hasta qué punto la falta de sueño es responsable de su aparición y qué otros elementos pueden contribuir a que esta alteración estética se manifieste.

Ojeras y falta de sueño: ¿relación causa-efecto?

Es innegable que dormir mal puede agravar la presencia de ojeras, especialmente cuando se produce una retención de líquidos o una mala circulación en la zona periocular. Durante el sueño profundo se favorece la regeneración celular y la oxigenación de los tejidos; cuando este proceso se interrumpe o se ve reducido, la piel bajo los ojos —mucho más fina y sensible que en otras partes del rostro— puede evidenciar signos de fatiga con mayor facilidad.

No obstante, afirmar que la falta de sueño es la causa directa de las ojeras sería simplificar un problema multifactorial. De hecho, hay personas que duermen bien y aun así presentan ojeras crónicas muy marcadas, mientras que otras, incluso tras una noche de descanso irregular, apenas muestran alteraciones. Esto se debe a que las ojeras no dependen exclusivamente del descanso nocturno, sino que pueden deberse a diferencias anatómicas y genéticas, al tono de piel o a otros factores que conviene considerar.

Factores por los que surgen las ojeras

Aunque exista la creencia de ese binomio ojeras y falta de sueño, lo cierto es que existen otras causas igualmente relevantes en la aparición de las ojeras, alguna incluso determinante para ciertas personas:

    • Factores genéticos: algunas personas tienen predisposición hereditaria a presentar una pigmentación más oscura o una morfología del párpado inferior que favorece el hundimiento de la zona y genera sombra.
    • Hipermelanosis: la sobreproducción de melanina en la piel del contorno ocular puede generar una coloración marrón o violácea permanente, más habitual en fototipos altos.
    • Pérdida de volumen o envejecimiento: con el paso del tiempo, la pérdida de colágeno y la reabsorción grasa en la zona infraorbitaria hacen que la piel se hunda y aparezcan ojeras más marcadas.
    • Problemas circulatorios o retención de líquidos: cuando la microcirculación es deficiente o hay congestión vascular, pueden aparecer ojeras azuladas, típicas de cuadros de cansancio, alergias o estrés.
    • Hábitos poco saludables: el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, la exposición solar sin protección o una alimentación deficiente también pueden empeorar la apariencia del contorno ocular.
    • Problemas médicos o alérgicos: la rinitis, la dermatitis atópica o incluso ciertos problemas hormonales pueden inflamar y pigmentar esta zona. 

Consejos para prevenir o reducir la aparición de ojeras

Aunque no siempre se pueden evitar, sí existen medidas que pueden ayudar a mejorar el aspecto de las ojeras o prevenir su acentuación:

    • Dormir entre 7 y 8 horas diarias, manteniendo un horario regular y en condiciones ambientales adecuadas para disfrutar de una correcta higiene del sueño.
    • Hidratar correctamente el contorno de ojos, empleando productos específicos y cremas hidratantes con activos como la cafeína, el ácido hialurónico o la vitamina K.
    • Usar protección solar todos los días, incluso cuando no se esté expuesto directamente, para evitar la hiperpigmentación.
    • Llevar una dieta equilibrada, rica en antioxidantes, hierro y vitamina C, que favorezca la oxigenación de los tejidos.
    • Evitar el alcohol, el tabaco y el exceso de sal, ya que contribuyen a la retención de líquidos y a la oxidación celular.
    • Aplicar frío local, como compresas frías o rodillos de jade, para descongestionar la zona de forma puntual. 

En resumen, ojeras y falta de sueño no siempre van de la mano, aunque dormir mal puede ser un factor agravante. Comprender su origen y adoptar una rutina de cuidado adecuada es clave para mejorar su apariencia y mantener un rostro más descansado y saludable.